A Anna no le importa que llueva, porque a su alrededor las gotas frías se transforman en pétalos.
La lluvia le hace ese favor a cambio de que Anna siga queriéndola tal como es: a cambio de que no le pida que deje de caer, a cambio de agradecer su frescura en lugar de quejarse de la incomodidad, a cambio de confiar en ella, a cambio de dejarla hacer.
domingo, 27 de febrero de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario