Éste debería ser un post de Julio, pero preferí no publicar el dibujo que le regalé a Abel por su cumpleaños. Ahora ya han pasado los meses, y ya importa menos lo que se haga o no con esta imagen.
Abel crece, y mucho. Y le salen ramas por todos lados, y hojas de las ramas...y él sigue ahí, mirando a cámara, como si nada.
Por muchos años.
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